«Pero tengo todo, y tengo abundancia; estoy lleno» (Fil. 4:18). ¿Tengo todo? ¡Ay, hombre pobre! ¿Qué tenía Pablo que pudiera hacerle decir que lo tenía todo? ¿Dónde había un hombre más afligido que Pablo? Muchas veces no tenía harapos para cobijar su cuerpo o para cubrir su desnudez, no tenía pan para comer, a menudo estaba desnudo, era puesto en el cepo, era azotado y cruelmente atormentado, pero Pablo dice que tenía todo por todo eso. Ciertamente encontrarán que en 2 Corintios profesa que poseía todas las cosas: «Como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo» (2 Co. 6:10). Observen lo que dice: «Como no teniendo nada», pero «poseyéndolo todo». Él no dice: «Como poseyéndolo todo», pero «poseyéndolo todo». Más bien es como si hubiera dicho: «Tengo muy poco en el mundo, pero poseo todas las cosas». De esta manera pueden ver que un cristiano tiene motivos para deleitarse de la mano de Dios, cualquiera que sea Su mano.
