Salmo 55:22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará.
¡Maravillosas palabras! ¡Su sentido es mágico, su sonido es música, su gran declaración es reposo! Es una de esas flores seleccionadas desde el jardín de Dios, pintadas con belleza y cargadas de perfume, que desafía todo arte humano para aumentar la belleza de la una, o para incrementar la dulzura de la otra.
La APTITUD de Jesús de ser el que lleva la carga de Su pueblo seguramente no necesita ninguna prueba para aquellos quienes han estudiado su Palabra, y para los que están en alguna medida familiarizados con Él. Él posee todas las aptitudes esenciales para un oficio de tal demanda. ¿Cuánto debe ser el peso inmenso de todos los pecados, preocupaciones, pruebas, necesidades y deseos de toda la iglesia? ¡Qué! ¡Una mera criatura, un ser finito, capaz de aguantar por un momento la carga! ¡Absurda idea! Pero Aquel que lleva nuestra carga es igual en todos los aspectos de poder, amor, y compasión, que sostiene esta carga intensa —la carga de Dios y la carga de la Iglesia. “He puesto el socorro sobre uno que es poderoso (Sal. 89:19),” dijo Jehová, y ese ‘socorro’ involucró todo lo que el gobierno moral de Dios demandó, y todas las necesidades que la Iglesia requirió para nuestra salvación. Y puesto que, Él fue esencialmente Divino, fue igual a la demanda. Y ahora, Oh alma mía, ¿Cuál es tu carga? Recuerda que la petición es una personal, y que por lo tanto incluye todo cuidado y necesidad, pecado y pena, que tu tengas “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará (Sal. 55:22).”
¿Es el PECADO tú carga? Cuan poderoso portador de pecado es Jesús. “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (Isa. 53:6).” Entonces, echa esta carga sobre Jesús. Aunque Él lo cargó todo de una vez, Él lo carga todo de nuevo en cada pecado que nosotros confesamos a Sus pies, y en cada rastro de culpa que traemos a la renovada limpieza de Su sangre. Intenta no portar tu pecado ni por un instante, o lapso —llévalo inmediatamente en penitencia y fe a Jesús; confiésalo sin reservas, y lávalo de nuevo en la fuente aún abierta y accesible para ti. “Una persona que se ha bañado no necesita lavarse, excepto por los pies, para ser enteramente limpio (Jn. 13:10).”
¿Es la PRUEBA tú carga, Oh alma mía? Jesús es una ‘piedra probada (Isa. 28:16),’ y es, por tanto, en todos los sentidos de sus pruebas, similares a los vuestros. Él ha enviado, ha permitido, que esta prueba te aconteciera, para que pudieras aprender más de esta preciosa piedra probada. El Señor constata la fe de los justos, para poner a prueba su fidelidad. Prueba su sabiduría para guiarlos, prueba su fuerza para sostenerlos, prueba su amor para traerlos a través de estas pruebas, como oro, a la gloria de su gran nombre.
Quizás tu carga es una DIFICULTAD cual, como una enorme roca, puesta en tu camino, y que ninguna sagacidad humana o poder puede remover. “¿Habrá algo que sea difícil para mí? Dice el Señor (Jer.32:27).” Él puede resolver tu perplejidad, desenredarte de todas tus dificultades, y remover la roca de tu camino. Echa esta carga sobre Él. “Mis ojos están siempre hacia Jehová, Porque él sacará mis pies de la red (Sal. 25:15).”
¿Es la NECESIDAD tu carga? ¿Cuál necesidad no puede el Señor suplir? Todos los recursos del Infinito están a Su dominio. “Mía es la plata, y mío es el oro, y los millares de animales en los collados (Hag. 2:8; Sal.50:10)” son palabras con el cual Él desafía tu necesidad, y aplastaría tu miedo. Si Él provee para las aves del cielo, entonces ¿Crees que Él hará pasar hambre a los niños de Su amor?
Pero sin importar cuál sea tu carga, échalo en la oración de fe sobre el Señor. Aunque, peculiar y pesada tu carga pueda ser, su fuerza, gracia y amor te sustentará. Rodeado por Su brazo omnipotente, socorrido por la oración, sostenido por las promesas, fortalecido por Su gracia, confortado por Su compasión, y consolado por Su Espíritu, no caerás, porque escrito está: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará (Sal. 55:22).”
Octavius Winslow
Él Señor mi porción.