Salmo 6:1-4 Jehová, no me reprendas en tu enojo, Ni me castigues con tu ira. 2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. 3 Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? 4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia.
Un claro momento de clamor suplicante, una oración en momentos de agonía, tristeza; la disciplina divina está sobre el salmista. Sin embargo, expresa y ruega por ser liberado de su acontecimiento. Aunque, reconoce la mano del Todopoderoso puesta encima de él no escatima ni tampoco duda en recurrir al único que le puede dar alivio. Tengamos presente que no se debe de menospreciar la corrección que proviene del SEÑOR porque él conoce lo que es bueno y conveniente. ¡Que nuestras penas sean expresadas al soberano DIOS!, este tipo de ruegos son ejemplos para nosotros. Además, de ser muestras de que nuestro SEÑOR está en todo período o circunstancia adversa. Él es nuestro padre y, no nos abandonará cualquiera que sea nuestra situación, es por tanto que no podemos pretender seguir creyendo que hemos sido abandonados por Él. Tenemos una puerta abierta a través de Jesucristo, supliquemos y no desmayemos en rogar por perdón de nuestros pecados cometidos en contra de nuestro SEÑOR.