Debemos contentarnos con la aflicción particular, y el tiempo, y todas las circunstancias sobre la aflicción, porque a veces las circunstancias son mayores aflicciones que las aflicciones mismas. Y en cuanto a la variedad, Dios puede ejercer varias aflicciones una tras otra sobre nosotros, como ha sido muy notable incluso en los últimos tiempos, que muchos de los que han sido saqueados y despojados, luego se han enfermado y muerto (habían buscado refugio y luego la plaga ha venido entre ellos), y si no es esa aflicción, puede ser otra. Es muy raro que una aflicción venga sola, comúnmente las aflicciones no están solas, sino que se presentan una sobre otra. Dios puede golpear a un hombre en sus posesiones, luego en su cuerpo, luego en su nombre, esposa, hijo o querido amigo, y así se presenta de diversas maneras. Es la forma de Dios ordinariamente (puede encontrarlo por experiencia) que una aflicción rara vez venga sola. Ahora bien, esto es difícil cuando una aflicción sigue a otra, cuando hay una variedad de aflicciones, cuando hay un cambio poderoso en la condición de uno, de arriba a abajo, de esta manera y de otra manera. En ello se halla ciertamente la prueba del cristiano; debe haber sumisión a la voluntad de Dios en esas aflicciones.