1 Corintios 5:6 “Un poco de levadura leuda toda la masa”
Si la serpiente consigue meter la cabeza, arrastrará todo el cuerpo detrás.
El pecado grosero alarma el alma y la despierta más fácilmente al arrepentimiento que los pecados más leves. Estos, (los pecados más leves), suelen deslizarse inadvertidos en el alma para multiplicarse y obrar en secreto hasta hacerse tan fuertes que consiguen hollar el alma bajo sus pies y degollarla. A menudo el cuerpo corre más peligro a causa de las pequeñas enfermedades sin curar, porque no las tomamos en serio ni empleamos a tiempo las medidas necesarias para curarlas; Con el tiempo se agravan hasta quitarnos la vida. De la misma manera, los pecados más pequeños suelen acarrear mayor peligro. Frecuentemente no prestamos atención ni empleamos las ayudas celestiales que pueden servir para debilitarlos y destruirlos, hasta que el pecado se hace tan fuerte que clamamos de dolor, y la medicina no tiene la eficacia necesaria para atajar el mal; Terminarás diciendo: “Quisiera orar y escuchar, pero me temo que el pecado a crecido poco a poco de tal manera que nunca lo venceré. Como ya he empezado a caer, me derrotará del todo y pereceré en mis pecados, a no ser que el poder y la libre gracia de Cristo obren gloriosamente más allá de todo lo que comprendo ni espero”. Las crías alimentadas y cobijadas por las víboras la matan; y muchos son traicionados y muertos por aquellos pecados que consideran “pequeños” y que cobijan en su seno.
No sé si decirte que dar lugar al pecado más pequeño es peor que cometer el más grosero; se puede caer en el pecado grosero por debilidad, pero reincidir en cosas pequeñas revela cierta obstinación. Un pequeño agujero basta para hundir el barco; una pequeña brecha en el dique hace que el mar arrase con todo; una pequeña herida en el corazón resulta mortal; y un pecado pequeño condenará al alma, si no recibe mucha misericordia.
Thomas Brooks
Remedios preciosos contra las artimañas de Satanás.