Algunos están muy llenos de gracia y, cuando les sobreviene una aflicción, aunque al principio parece estar un poco frío, después de haberlo soportado por un tiempo, la mismísima condición de sus corazones que están llenos de gracia hace que sus aflicciones sean fáciles. Sus corazones los hace estar tranquilos bajo ella y hace que no se quejen por ningún descontento. Pero hay otros que tienen una aflicción sobre ellos y no tienen esta buena condición en sus corazones. Sus aflicciones son muy frías y problemáticas para ellos. Tal vez si les traes algunos argumentos externos (algo externo), como el fuego que calienta la ropa, se quedarán quietos por un tiempo. Pero, por desgracia, si carecen de una disposición llena de gracia en sus propios corazones, ese calor no durará mucho. El calor del fuego, es decir, un contentamiento que proviene simplemente de argumentos externos, no durará mucho. Pero lo que proviene de la condición llena de gracia del espíritu de uno, eso durará. Es del estado y la disposición del espíritu de un hombre o una mujer de donde proviene el verdadero contentamiento.