Proverbios 27:4 Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?
Tengamos en cuenta que la envidia únicamente ha dejado lamentos, que además de esto nos hace ver como personas vacías, donde el Espíritu de DIOS no mora, como personas sin sabiduría de lo alto, como personas mal agradecidas por lo que tenemos. Observemos a las Escrituras que tienen ejemplos múltiples sobre esto y no podemos dejar de verlos o tomarlos para aprender acerca de esto: El asesinato de Abel, que fue realizado por su hermano Caín Génesis 4 y José quien fue vendido como esclavo por sus hermanos Génesis 37. Consideremos que este tipo de sentimiento destruye no solamente a familias enteras, sino que también destruye lo que DIOS ha dado como bendición en nuestro prójimo, lo cual para nosotros es considerado como una maldición por desear mal en contra de nuestros semejantes. La envidia en nuestro caso como creyentes no es optativa ni tampoco debe de pensarse, nos dará frutos amargos y consecuencias lamentables. Por lo cual, veamos a Cristo quien no tuvo ni tampoco presentó ningún tipo de envidia sobre sus semejantes, o deseando algún mal sobre ellos. Sino que demostró ser agradecido para con DIOS mismo, haciendo milagros para todos los necesitados de la palabra del SEÑOR.
Colosenses 2:7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.