El corazón lleno de gracia tiene contentamiento al obtener fuerza de Jesucristo; él es capaz de sobrellevar su carga al obtener fuerza de otro. Ahora bien, ciertamente es un enigma y se consideraría algo ridículo en las escuelas de los filósofos decir esto: si hay una carga sobre ti, debes obtener fuerza de alguien más. De hecho, tener a alguien que venga y esté bajo la carga, ellos podrían entenderlo. Pero que seas fortalecido por la fuerza de otra persona que no está cerca de ti ni está a tu vista externa, ellos pensarían que eso es ridículo. Pero el cristiano encuentra satisfacción en toda condición al obtener fuerza de otro, al huir de sí mismo a Jesucristo, al ejercer su fe en Cristo y al traer la fuerza de Jesucristo a su propia alma. De esta manera él está capacitado para sobrellevar lo que sea que Dios ponga sobre él por la fuerza que encuentra de Jesucristo. De Su plenitud recibimos gracia sobre gracia (cf. Jn. 1:16).