El cristiano aprende a regocijarse en los caminos de Dios | Jeremiah Burroughs

Pero hay algo más en la abnegación que trae contentamiento. De esa manera, el alma viene a regocijarse y a tomar satisfacción en todos los caminos de Dios. Te ruego que observes esto. Si un hombre es egoísta, y el amor propio prevalece en su corazón, se alegrará de las cosas que se adaptan a sus propios fines. Pero un hombre piadoso que se ha negado a sí mismo se complacerá y se alegrará de todas las cosas que son adaptadas a los fines de Dios. El corazón lleno de gracia dice: «Los fines de Dios son mis fines, y he negado mis propios fines». Y entonces él llega a encontrar contentamiento en todos los fines y caminos de Dios. Sus consuelos son multiplicados, mientras que los consuelos de los otros hombres son simples o singulares. Es muy raro que los caminos de Dios se adapten al fin particular de un hombre, pero siempre los caminos de Dios se adaptan a Sus propios fines. Ahora bien, si solo tienes contentamiento cuando los caminos de Dios se adaptan a tus propios fines, solo puedes tenerlo de vez en cuando. Pero el hombre abnegado niega sus propios fines, y solo mira los fines de Dios, y al proceder de esta manera él se halla contento.


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