El contentamiento no es simplemente un acto, solo un destello de buen humor. Encontrarás muchos hombres y mujeres que, si están de buen humor, estarán muy quietos. Pero esto no se mantendrá. No es un curso constante. No es el tenor constante de sus espíritus ser santos y llenos de gracia bajo la aflicción. Pero digo que es el estado tranquilo del espíritu, con esto me refiero a la disposición habitual de sus almas, lo que debes encontrar en los hombres y mujeres de buen humor no solo en este o en aquel momento, sino como el constante tenor y condición de sus corazones. Un cristiano que, en el constante tenor y condición de su corazón, puede conducirse de manera tranquila y constante, ha aprendido esta lección del contentamiento. De lo contrario, su cristianismo no vale nada, ya que nadie, por furioso que esté en su descontento, no estará tranquilo cuando esté de buen humor.
