Disminución del sufrimiento al contemplar los sufrimientos de otros | John Flavel

Al comparar nuestros sufrimientos con los de los demás, disminuye y encoge enormemente nuestros sufrimientos. A veces el creyente compara sus sufrimientos con los de Cristo, y entonces se avergüenza de que alguna vez se haya quejado. Dice: “¡Oh, ¿qué es esto de lo que el Señor Jesús sufrió por mí? Sufrió en todos Sus miembros, cabeza, manos, costado, pies, manos, de amigos y enemigos, y en todos Sus Oficios. Ciertamente tanto en Su alma como en Su cuerpo”. Y en verdad los sufrimientos de Su alma eran el alma misma de Sus sufrimientos. A veces compara sus sufrimientos con los sufrimientos de otros, de los santos de las épocas anteriores. Cuando lee en fe la historia de sus persecuciones, se avergüenza de sus quejas y dice: “¿Soy mejor que mis padres?” A veces los compara con los sufrimientos de los condenados: ¡Oh, qué es esto en comparación con la llama eterna! ¿Qué es una prisión del infierno? ¿Qué tan ligero y fácil es sufrir por Cristo en comparación con los sufrimientos que provienen de Cristo? Y de esta manera el alma se calma, y el terror de los sufrimientos disminuye.


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