Lucas 18:13 Más el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Nuestro acercamiento al TODOPODEROSO no debe ser con arrogancia como si se debiera a nosotros, ni tampoco llena de jactancia como si Él no fuera partícipe en nuestras vidas ¡cuán equivocados están aquellos que se sienten orgullosos de sus obras! La ingenuidad los ha cegado y su creencia de ser salvos de la ira de DIOS es incierta. Seamos humildes, vengamos con ruegos, humillémonos ante Él, reconozcamos nuestro vergonzoso estado pecaminoso. Supliquemos por sus misericordias y bondades para obtener Su perdón y así poder ser salvos de la ira venidera.