Cuando llegue la aflicción | Jeremiah Burroughs

Cuando llegue la aflicción, sea cual sea, no murmures. Aunque puedas tener un debido sentido de tu aflicción, aunque puedas clamar sosegadamente, aunque desees ser liberado y lo busques por todos los buenos medios, no murmures, no te quejes, no te irrites, no te exasperes, no permitas que haya una tumultuosidad de espíritu en ti, no dejes que haya inestabilidad en tu espíritu, no que permitas haya temores que distraigan tu corazón, no te hundas en desánimos, no dejes que haya cambios indignos, ni que haya rebeliones en contra de Dios de ninguna manera. Esto es la tranquilidad del espíritu bajo una aflicción.


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