No todos pueden ser estudiantes de las artes y las ciencias del mundo, pero todos pueden ser estudiantes de sus propios corazones. Muchos de ustedes no pueden leer en el libro sin que Dios espere que todos los días deban pasar página en sus propios corazones. Nunca obtendrán ninguna habilidad en este misterio del contentamiento a menos que estudien el libro de sus propios corazones. Los marineros tienen sus libros que estudian si ellos quieren ser buenos navegantes; y los estudiantes tienen sus libros: los que estudian lógica tienen sus libros que hacen referencia a esa materia, los que estudian retórica y filosofía tienen sus libros sobre esas materias, y los que estudian teología tienen sus libros por los cuales vienen a ser ayudados en el estudio de la teología. Pero un cristiano (al lado del Libro de Dios) debe mirar en el libro de su propio corazón y leerlo.