Si al corazón lleno de gracia, que vive sobre el rocío de Dios en lo poco que tiene, le es quitado lo poco que tiene, ¿qué hará entonces? Entonces dirás: «Si un hombre no tiene nada, nada se puede sacar de la nada». Pero si a los hijos de Dios se les quita lo poco que tienen, pueden compensar todas sus necesidades en Dios mismo. Tal hombre es un hombre pobre, los saqueadores vinieron y se llevaron todo lo que tenía, ¿qué hará él ahora que todo se ha ido? Pero cuando todo se ha ido, hay un arte y una habilidad que la piedad enseña, para compensar todas esas pérdidas en Dios. Muchos hombres cuyas casas se han quemado se reúnen y restauran un poco por muchas manos. Pero el hombre piadoso sabe a dónde ir para restaurar todo, en Dios mismo, para que pueda disfrutar de la quintaesencia del mismo bien y el consuelo que tenía antes, porque el hombre piadoso no vive tanto en sí mismo como vive en Dios. Ahora bien, esto es un misterio para el corazón carnal. Digo que el hombre lleno de gracia no vive tanto en sí mismo como en Dios; él vive en Dios continuamente.