Salmo 35:3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
Nos parecerá un tanto extraño la forma de implorar ayuda; más teniendo en cuenta que es requerida con agresividad. Sin embargo, es de tener cuidado en nuestra reflexión y perspectiva en cuanto a la exclamación del salmista, pues está en profunda aflicción por los que le persiguen para matarle. El ruego del salmista es por justicia Divina y no por cogniciones antojadizas que demuestran algún arquetipo de ego o desdén en contra de los que no son de su agrado. Es crucial, considerar las razones del porqué debemos solicitar el juicio Divino, no se puede pedir por antojos. Si, en nuestras plegarias necesitamos incluir de este tipo de oración, tengamos presente que no se haga por motivaciones como ¿será porque alguien nos cae mal? ¿Será a causa de que se nos debe algo? Debe haber una justificación razonable, la cual no sea motivada por ego, sino que refleje ¿quién es el que nos socorre en momentos de congoja? Que el SEÑOR sea nuestro pronto auxilio.