Salmos 27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Sin acercarse a la idea Panteísta de que toda la naturaleza es Dios; el cristiano puede rastrear a Dios y a Cristo en toda la naturaleza; y afirmar que, la religión que resplandece en el rayo del sol, que brilla en la gota de rocío, que respira de la florecilla, es la religión de Cristo; porque, aunque el material sea un objeto, este sin embargo llega a manifestar la gloria de Dios, captar imágenes de algunos rasgos de la persona de Cristo, ilustrar algunas verdades de Su palabra, e inculcar algunas lecciones de Su evangelio. La naturaleza, más fiel a Dios que el hombre, siempre se eleva por encima y más allá de sí misma, elevando al alma renovada y reflexiva de la materia a la mente, y de la mente al espíritu, hasta que, avivado con vida de parte de Dios, el alma se eleva hacia Dios por medio de Cristo, para encontrar su estudio, felicidad, reposo en Su infinita plenitud, y así esa plenitud es personificada y revelada en la persona y obra del Señor Jesús.
“Lee a la naturaleza; la naturaleza es un amigo de la verdad; la naturaleza es cristiana; le predica a la humanidad, y manda a la materia muerta a socorrernos en nuestra fe.” 1
Pero el hombre natural es espiritualmente oscuro; si, en el significado abstracto del término, él es oscuridad. “El camino de los impíos es como la oscuridad (Pro. 4:19).” “La luz que en ellos hay es tinieblas (Mat. 6:23).” Por lo tanto, partiendo de este mundo aún en la oscuridad de un estado no regenerado, ellos irán al interior de las “tinieblas de afuera,” donde allí será el lloro y el crujir de dientes. ¡Mi lector inconverso, reflexiona, oh, seriamente, reflexiona en oración sobre esta terrible condición y estas espantosas palabras! Vive sin Cristo en este mundo, y vivirás en la oscuridad de la muerte espiritual; muere sin Cristo, y pasarás a una oscuridad infinitamente y eternamente remota de todo rayo de luz y gozo —una oscuridad que será ‘en las tinieblas de AFUERA’ y ‘PARA SIEMPRE’
Pero ¿Qué es la verdadera conversión? Las palabras inspiradas responderán. Es “el llamado de las tinieblas a su luz admirable (1 Ped. 2:9).” ¿Has sido entonces llamado —llamado por la gracia especial y eficaz de Dios? ¡Oh, es un infinito momento el saber que eres convertido, nacido de nuevo por el Espíritu, que te has convertido en una “nueva criatura en Cristo Jesús,” que eres un ‘hijo de luz,’ y estás seguro para la eternidad, que de poseer la diadema del universo! Porque, “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mat. 16:26).” ¡Solemne y urgente pregunta!
Octavius Winslow.