La simpatía de Cristo en nuestro sufrimiento | Octavius Winslow

Si es que sufrimos juntamente con Él.
ROMANOS 8:17

No como Él sufrió. No hay maldición, ni ira, ni infierno en la copa de dolor que bebemos. Todos estos ingredientes componían Su amargo trago. Sin embargo, Él sufre con nosotros y permite que nuestras aflicciones sean llamadas las «aflicciones de Cristo». Él está contigo en ese lecho de enfermedad; Él está contigo en ese lecho de languidez; Él está contigo en esa habitación oscura; Él se arrodilla contigo en ese ataúd; y Él llora contigo al lado de ese sepulcro. Oh, ¿no puede reconciliarnos con todo el sufrimiento que hemos soportado, o que todavía podemos ser llamados a soportar, el sentir la perfecta unidad, la presencia, la simpatía, los socorros de tal Salvador? ¿Quién desearía rehuir la vergüenza de Su cruz, el desprecio de Su nombre, la humildad de Su reino, la abnegación de Su religión, aliado en la más tierna simpatía a cada paso con este ilustre Mártir, este Príncipe de los sufrientes y este Hermano nacido para la adversidad?


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