El divorcio es un tema que la biblia no niega hablar, sin embargo, no es lo ideal, ni una solución verdadera el que se efectúe. Entendemos que Jesucristo habló sobre este asunto, pero también es cierto que en sus palabras no hay ningún hincapié a ejecutarlo de forma deliberada. Nunca la cláusula de ruptura por adulterio es necesariamente un permiso deliberado para divorciarse. La disolución es lo último que se debe considerar en un matrimonio.
Conversar sobre este tema podría ser algo penoso para algunas personas, en especial para aquellos que lo han experimentado. Los que sufren de un divorcio podrían pensar que resolvieron parte de sus dificultades, pero a la vez descubren que han encontrado problemas más severos. La disolución conyugal trae consecuencias inimaginables, que no sólo llegan a afectar a la pareja, sino que también pueden incluir al resto de sus parientes y conocidos. El dolor producido por la separación se llega a apoderar de las personas, llevándolos a experimentar diversos síntomas tales como:
- Expresión de mucha ira, tensión y riña
- Sentimientos de culpa, fracaso, e ineptitud
- Confusión, inseguridad
- Angustia a través de síntomas físicos
- Incertidumbre
- Aislamiento
Dichos síntomas no son los únicos que una persona podría presentar, no obstante, existen otros individuos que prefieren ocultar todos estos problemas o simplemente rechazan que la causa de sus males es por razones del divorcio. Sin embargo, no es posible retener lo que desea salir desde muy adentro, por lo que en cualquier momento terminarán manifestando alguno de los signos antes mencionados.
Además de todo lo que se experimenta, podría existir también una sensación de venganza predominante y el dolor que se atraviesa por el rechazo debe ser altamente considerado en el afectado. Éste puede caer en errores al tomar decisiones de forma ligera sin considerar en pleno el alto consejo del SEÑOR. Cada uno de los versículos son un llamado a contemplar lo que debe ser primordial para vivir conforme al SEÑOR. Las Escrituras nos hacen saber que dar rienda suelta a nuestras emociones traerá consigo consecuencias negativas, las cuales harán percibir de nosotros como a desconocedores de un DIOS vivo y eficaz.
Es cierto que en las parejas que pretenden divorciarse, la aceptación de los temas bíblicos se complica, porque cada uno pone mayor interés en sus circunstancias y en sus sentimientos, pero aunque sea muy difícil deben procurar tomar conciencia y recordar quién rige sus vidas. La biblia tiene mucho que decir acerca de las dificultades en todo individuo, por lo que no es válido para los creyentes dejarla a un lado en ningún momento.
Observemos el consejo de DIOS para cada uno de los indicios.
Ira: Proverbios 29:11 El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega.
Tensión: Salmos 94:18-19 Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.
Riña: Proverbios 17:14 El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.
Sentimientos de culpa: 1 Juan 3:19-20 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
Fracaso: Hebreos 3:12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.
Ineptitud: Salmos 39:6 Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.
Confusión: Isaías 57:20-21 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Inseguridad: Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Angustia a través de síntomas físicos: 2 Samuel 22:7 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó a sus oídos.
Incertidumbre: Salmos 37:1 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Aislamiento: Salmos 81:11-12 Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.
El consejo del SEÑOR es amplio en todo sentido. El perdón para el agraviado es bastante difícil de asimilar, pero es significativo hablarlo, ya que las Escrituras no dan lugar al resentimiento, lo cual es notable en los pasajes expuestos anteriormente. Por lo tanto, conversar del tema es algo por lo que los involucrados deben atravesar; debemos de ser objetivos en estos casos donde el odio se expresa de forma abismal hacia la pareja que ha ofendido. Conviene hacer un énfasis en esto y no menospreciarlo porque el principal interés proviene de DIOS.
Es trascendental que el sujeto vea seriamente que la orientación del SEÑOR no ha sido dada en vano. La instrucción bíblica no la tenemos por antojo, es necesario recurrir a las palabras del Todopoderoso en búsqueda de una genuina restauración para la pareja afectada. Las escrituras nos señalan acerca de esto:
La venganza: Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
El odio: Gálatas 5:15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.
El perdón es el verdadero camino a una recuperación pronta, es el camino que DIOS pide a los suyos. Por lo cual, es imposible de refutar y no considerar como central en todo caso.
Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.